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sábado, 23 de septiembre de 2017

La prioridad del gobierno, desmovilizar.





En épocas de desgracias se libera irremediablemente una gran fuerza social, que de manera improvisada primero y adquiriendo poco a poco estructura,  rompe con los esquemas de aislamiento y pasividad. El tejido social comienza a reestructurarse dirigiendo su esfuerzo hacia las partes más dañadas y vulnerables. La solidaridad libre de las ataduras que la anquilosan, se contagia y se vuelve principio ético. La organización surge de forma natural y el germen de una nueva sociedad asoma. La sensación de controlar nuestro entorno, de ser dueños de nuestros actos, de que el tiempo nos pertenece, es fatalmente liberadora.  La reconstrucción física de nuestro barrio o ciudad puede ser el preámbulo de una reconstrucción social, cultural, política y económica. Por eso, esa fuerza es considerada subversiva y desvanecerla se vuelve una prioridad para los poderosos; por eso el ejército y la marina postrados estratégicamente, controlando esfuerzos y apagando iniciativas; por eso le apuestan a desmovilizar y a regresar a una normalidad fúnebre.

El grotesco espectáculo de Frida Sofía no es más que una forma de “medirle el agua a los camotes”, para ver qué tan crédulos y manipulables somos. Pero han pasado 32 años desde el sismo anterior y ya no somos los mismos, seguimos siendo solidarios y en momentos de susceptibilidad podemos creer sus mentiras, pero ya no perdonamos sus engaños, podemos prescindir de los grandes medios de comunicación y crear redes más fiables.

Es el momento de consolidar mecanismos de ayuda, acopio y distribución controlados por ciudadanos sin partido, es el momento de que la gente deje de jugar los roles establecidos y se realice en la reconstrucción de su entorno. Para muchos el 2018 es un año decisivo, pero debemos verlo como lo que es, un reacomodo de piezas en la antesala del poder. Para nosotros, que sabemos que el verdadero poder no cambia, el presente se muestra como una oportunidad de recobrar confianza en nuestro potencial como individuo y como pueblo para organizar la reconquista de lo que nos han quitado, para soñar como queremos que sea nuestra vida y para trabajar un proyecto que nos lleve a conseguirla.    

sábado, 2 de septiembre de 2017

Punks de boutique



Soy un asmático del alma. Quiero decir con esto

que la época me plantea un problema respiratorio.
Camille de Toledo

La contracultura es un tema que la mayoría de las veces se analiza seriamente por personas externas a ella. Esto se debe a que, en gran medida, los que suelen vivirla en ciertos periodos de su vida, llegan a renegar de esa etapa. Algunos, dan el salto hacia el mundo artístico y se consagran a la creación en un contexto donde su talento despierta las ovaciones que su ego requiere. Y otros terminan en la cima del status quo como intelectuales al servicio de las causas que intentaron  (o fingieron intentar) destruir.

En Punks de Boutique, Camille de Toledo nos presenta la visión del mundo de alguien que vivió la contracultura y a pesar de las decepciones, contradicciones y fracasos nos dice:

A quienes lleven a término su lectura, quiero ofrecer aún los indicios del mundo de después: no del tuerto, ciego, esperpéntico y cretino que los medios de comunicación construyen cada día para distraernos mejor.
Quiero hablar del que nace en silencio, lejos del bullicio; el antimundo, en el que los valores se invierten de nuevo. Tras lo dionisíaco, tras Nietzsche, tras la muerte de dios, tras el hedonismo. El que ahora balbucea, a veces se pierde, y se alista tras las consignas artificialmente infladas de sentido.
Este libro es sólo un camino, o una desviación

Antes de cada capitulo, nos narra a manera de aperitivo una historia que podría ser la nuestra en un hipotético tiempo que podría ser hoy. 

Los Entes al Servicio de Causas Perdidas les presentamos la primera parte de esa historia. Recomendamos la lectura del libro y esperamos sus comentarios.


Un hombre está de pie, inmóvil. Se sofoca. A su alrededor, los muros son transparentes como el agua. No los percibe. Oye una multitud de voces: opiniones, mensajes continuos. Todos le enseñan que es libre de elegir, de soñar, incluso de rebelarse. No está en un centro comercial. No fue a comer palomitas a una sala de cine. Como los otros seis mil millones de seres humanos, vive un tanto a su pesar en la Nueva Arquitectura del Mundo Unido cuyos principios conoce: “Todo está dentro, ya nada está afuera”, “queda abolido el alejamiento”, “el capitalismo es el único régimen auténticamente revolucionario”, “la absorción es única e indivisible”.
Ha olvidado el origen de estos principios. Ignora quién los decidió. Recuerda que la Nueva Arquitectura del Mundo Unido comenzó cuando el capital terminó de digerir los márgenes contestatarios. Durante mucho tiempo busco una salida. Fue tercermundista, luego situacionista, troskista. El terrorismo condujo a parte de sus amigos a la cárcel. El punk y la heroína le devolvieron un poco de esperanza. Quiso suicidarse. Finalmente, cedió a la resignación. Hay que precisar que no fue demasiado dolorosa. La Nueva Arquitectura del Mundo Unido es democrática y generosa. Prevé que los seres humanos nazcan con los mismos derechos y que tengan, entre otros, el derecho a la felicidad. Ofrece a todos la posibilidad de acceder a la comodidad moderna mediante la educación y el trabajo. Y, en definitiva, al garantizar la paz y el comercio entre las naciones, permite a los países pobres desarrollarse.
“Además” se decía el hombre que se sofoca, “puesto que el capital lo absorbe todo, incluso sus criticas más violentas, ¿de qué sirve obstinarse? La indignación, la resistencia, la protesta, el desvío, la revuelta, la insurrección, pertenecen al pasado”.
El hombre que se sofoca no se equivoca. El proyecto del capital había cambiado. Se apropió de las ideas modernas —y de las que se solía entonces llamar las ideas posmodernas—, de tal modo que todos los que se le oponían resultaban conservadores; en las antecámaras del poder económico y cultural, por entonces fusionados, los opositores eran considerados unos aguafiestas. Después de todo, ¿de qué se quejan? Gracias a la Nueva Arquitectura del Mundo Unido la protesta contra el orden era el fundamento del orden nuevo. La transvaloración de todos los valores era el único valor. El desarreglo de los sentidos daba buenos resultados. Incluso los emprendedores recibían alabanzas hasta entonces reservadas a los poetas. Los insurgentes y visionarios, ayer rechazados por las buenas familias, eran hoy los invitados a las mejores mesas. La norma estética del capital se había desplazado. Ya no era blanca, masculina y sudorosa como el rocanrol, sino exótica, mestiza y sensual como la World Music.
Para el hombre que se sofoca, resignarse a la Nueva Arquitectura del Mundo Unido había tenido efectos inesperados. Consiguió los favores del mundo literario y de las multinacionales. Su conocimiento de los circuitos alternativos le permitió enriquecerse. Fue, sucesivamente, diseñador y redactor en una agencia de publicidad, director de una distinguida revista, asesor en la nueva economía y presentador de un programa de la tele que ponía el desvarío al alcance del gran público. Trabajó algunos años para una agencia de la ONU, cuyo objetivo era facilitar el acceso de los PMA, los países menos adelantados, a las tecnologías de la información y de la comunicación.
De estas  experiencias sacó en conclusión que el único destino de la humanidad era el reformismo dentro del marco insuperable de la democracia de mercado, y que el único horizonte de la contracultura era la mercantilización in fine de todos sus modos de expresión. Pero entonces, me dirán ustedes, ¿por qué se sofoca quien sacó tanto provecho de la disidencia? Ni el mismo lo sabe.
Desliza sus manos por los muros invisibles. Su condición era más sencilla cuando las paredes estaban cubiertas de alambradas, cuando la opresión tenía un nombre un lugar y un rostro. Gotas de sudor perlan su frente. Un joven colérico pasa a su lado. Se le parece, quizá con treinta años menos. Lo ve sacarse de los bolsillos dos botes de pintura en aerosol: uno rojo y otro negro. Sobre una de las paredes transparentes, el joven se pone a escribir “Power is invisible until you provoke it” (“El poder es invisible hasta que lo provocas”). El hombre que se sofoca sonríe. Hubiera preferido no hacerlo, pero no pudo resistirse. Sabe que ese eslogan acabará como anuncio de un par de tenis Nike. El joven retrocede. Esta vez está furioso. La pintura ha desaparecido. Golpea en el sitio donde había expresado su cólera. Se le hunden los brazos. Golpea más fuerte. Arrebatado por su gesto, traspasa el muro. Al otro lado, un director de recursos humanos le propone un empleo en una empresa de creación donde no existen jerarquías.
El hombre que se sofoca se desabrocha entonces el cuello de su camisa. Intenta apoyarse sobre las paredes blandas de la Nueva Arquitectura del Mundo Unido. Se echa a correr, precipitándose por una de las avenidas. Cree estar cerca de la periferia, ahí donde los muros están envejecidos y tachados. Pero en lugar de eso, se ve entrando en lo que parece un parque temático absurdo, donde el Subcomandante Marcos vende helado, el Che Guevara es el joystick de un juego virtual, y Marx hace de mascarón de proa de un tren fantasma.

domingo, 31 de julio de 2016

La sombra sin hombre



I
rasgué la piel
y subí por las paredes
la humedad me contaba lágrimas e historias
afiné el vuelo
el aire hablaba de un agobio enciclopédico
bastante rutinario
como el sonido de los sueños al romperse
busqué sonrisas aliadas
y encontré cadáveres
y un cúmulo de esperanza empolvando las ventanas
los árboles miraban hacia el norte
con un gesto de repugnancia inamovible
busqué adentro
me encontré ausente
miré al cielo
no había nubes de colores
un solo contorno
mosaico tétrico
¿a dónde fueron todos?
el camino era
una nostalgia presabida
los pasos una bruma incitadora
las casas con la misma máscara
tragaban seres sin rostro
el paisaje titubeaba
con sus árboles en serie
y la oscuridad
asomaba entre suspiros
un código de lunas desahuciadas
busqué mis huesos
en esa ausencia de mil afluentes
trace mapas
que olvide en las otras pieles
otra vez
el mismo pensamiento mordiéndose la cola
en un ciclo espeluznante
una vez más
vuelvo a tejer ese proyecto
que el tiempo disolvió en mi cara
cuando el viento disolvió mi cara
nuevamente
con los ojos en la mano
busco soles nocturnos
islotes para descansar de este naufragio
lo sé
las voces son puentes errantes
y tú ausente
imagen entre dos espejos
imagen desgastada como los besos
imagen tatuada en el hartazgo
imagen de tiempo sin brújula
imagen de brújula fantasma
imagenimagenimagen
solo
sólo imagen



II
Si
las palabras son reptiles sin guarida
escucha sus pasos
palpa su locura
mira como me dibujan
soy nada
soy todo
soy un fantasma que ladra historias
euclideano
soy un muro paralelo al odio
laberíntico
el humo negro que corona mi aliento
escapó de tu silencio
el velo que cubre mi rubor apocalíptico
luce girones de vocablos
lo sé
no soy poema
me falta desapego y dimensiones
soy un residuo de algo concreto y de humo
soy la enésima parte de la imagen que no soy
de la imagen que vivo como si muriera
soy un rumor de los reflectores
un accidente de los tiempos
una sombra sin hombre
abrázame
deja que mi contorno lacere tu cuerpo
para que la hipnosis se escurra en las heridas
prueba mi indiferencia
es dulce y sedante
como la afirmación que somos
¿ya viste el paisaje?
es un puzzle aburrido
un aplauso sin sentido y eterno
una aglomeración de cansancio
una bravura inocente
sigamos a los pájaros
ellos huelen la tormenta
y no cantan de tedio
busquemos la arteria vital de la noche
el corazón de lo que no somos
la respiración del destino
propinemos zarpazos mortales
¿no te gusta mi canto?
es tu canto
soy el eco de tus entrañas
la ausencia que hiere los talones
el lugar común de tus bostezos
soy la inconsciencia del agua
soy la inconsciencia que somos
tu voz es un nido vacio
dentro de mi pecho vacio
un presagio sin tiempo
una versión sacrílega de mis mentiras
es el vacío que eres
eres el vacío que somos




III
No
no sonrías
los flashes son monstruos ocultos
su palabra fruta sedante
su luz una cueva carnívora
vuelve tu rostro
y gesticula siglos de hartazgo
que el hastío no apague el volcán de tus vísceras
que el miedo cante en otras lenguas
vuelve tu rostro
pero no sonrías hasta palpar tus huesos
no sueñes hasta escuchar tu sangre
que las dimensiones crezcan
y la luz nos hable en susurros desafinados
hilando canciones absurdas
y bailes esquizofrénicos
que tus pies y mis pies se subleven
contra la tiranía del tiempo
que nuestras manos trasgredan
cualquier catecismo de caricias
¿escuchas?
las rocas hablan
invitan a perdernos en sus grietas
vamos
son guaridas dulces
en su seno hay mundos inasibles
están las infancias deformes
que el sol nos tatuó en la inconsciencia
las vejeces que aguardan impacientes
sonriendo como espejismo
mi yo y tu tú con caretas múltiples
míralos gozar su ritual de muerte
míralos fundirse en estiércol
míralos soñar con ancla
hay fragmentos de nosotros
conjugados sin tiempo y sin persona
como tu rostro
como mi rostro
somos el fruto de un proyecto maquiavélico
un suspiro desgastado de un reloj sin sangre
una idea mutilada y de ceniza
parte fundamental de una gramática insignificante
somos verbo adverbio y adjetivo
somos baile
somos resplandor de lágrima
somos pensamiento gris y desalado
somos ruido manco
un murmullo somos

IV
No
no somos agua
ni pájaro sediento
el rastro que dejamos huele a invierno
los cantos que ondeamos no florecen
la primavera es una leyenda urbana
no somos vida en este bosque
nuestra voz es un vacío con alas
volvamos al principio como los ancianos
lee mi rostro con ojos de planeta
escucha mis pasos con el corazón en la mano
detrás del crepúsculo está  el paraíso
detrás del paraíso hay un espejo
su silencio es caluroso
huyamos al bullicio
vamos a desprendernos del árbol
somos fruta madura
la putrefacción aguarda con su calor de hogar
¿dónde estás?
¿también huiste con la luz?
pues bien
que todos tus átomos pierdan su incertidumbre
y tu azar muera en rituales híbridos
yo volveré al desierto de la vida
entonando canciones de colores
con las alas marchitas
y pasos temblorosos
mi último aliento inspirará epopeyas
no le temo al sol
soy un planeta antikepleriano
mi deseo es un punto de una geometría expansiva
la distancia más corta entre hoy y mañana
es la espiral de la muerte
de la infinita muerte
¿dónde estás?
huyamos
volvamos al útero con armadura blindada
que la luz nos encuentre dignos y radiantes
animados
tridimensionales
vuelvo
esta piel no me sirve
mi sangre será fértil aun sin tiempo
mis huesos erguidos contarán mis proezas
la muerte tatuará mi nombre en su rostro
y besará mi alma laberíntica
camino
como alardeaba en madrugada
vuelo
como águila radiante
sueño
sin temor a los fantasmas
en esta pradera sembraré mi rabia
para que el futuro vuelva a tejer mi rastro
o a escupirme el rostro
mi vida volverá a su cauce desbordándose
destruyendo símbolos sagrados
la madrugada será distinta
aunque el mismo sol aguarde
el corazón entonará su latido sin prisa
y el camino beberá a sorbos lentos
mi proyecto de fuga
entonces zarparé por mares turbios
hasta perderme en los suburbios de la vida
para amanecer con el rocío
y vivir sin contratiempos
en cada muerte